Yo también puedo ser Messi.

17/05/2021

Por: Javier Lombardi (Mentor educativo - Argentina Cibersegura)

Todas las épocas han tenido sus referentes y esta no es la excepción.

Hoy Internet nos propone cada día, en cada app o espacio compartido, elegir cual será nuestro influencer, a quién vamos a tratar de imitar, seguir sus ideas, formas de actuar y hasta desafíos que grabar, a qué hora publicar y a quiénes arrobar.

Dentro de esta realidad que transitamos y nos gusta pensar que controlamos, también surgen ejemplos o modelos, aunque no siempre de la talla de un deportista que además de maravillarnos con su destreza, nos deslumbra con su humildad y desafío.

El 1 de mayo, muchos de nosotros sentimos que una vez más éramos llamados a redoblar nuestro esfuerzo y compromiso, para hacer de este espacio digital, un lugar más saludable y seguro, esta vez desde la cuenta oficial de Leo Messi @leomessi, donde al llegar a los 200 millones de seguidores escribió:

“agradezco todo el cariño y apoyo que siempre recibo de parte de ustedes, pero creo que llegó el momento de darle importancia a todas las PERSONAS que están detrás de cada perfil, que nos demos cuenta de que detrás de cada cuenta hay una persona de carne y hueso, que ríe, llora, disfruta y sufre, seres humanos con sentimientos.

Elevemos nuestra voz para detener el abuso en las redes sociales.

Da igual si somos anónimos, famosos, deportistas, árbitros o seguidores de un juego, incluso alguien ajeno a todo esto, da igual la raza, religión, ideología o género...

Nadie se merece ser maltratado ni insultado.

Convivimos viendo y experimentando abusos, cada vez más y peores en cada una de las redes, sin que nadie haga nada por evitarlo.

Debemos condenar con toda firmeza estas actitudes tan hostiles y exigir a las empresas que manejan las redes que tomen medidas urgentes contra estos comportamientos.

Me gustaría que ustedes, las 200 millones de personas que me acompañan, se pudieran convertir en los 200 millones de motivos que existen para hacer de las redes un lugar seguro y de respeto, donde podamos compartir lo que queramos sin temor a ser insultados... y que se queden por siempre afuera de ellas los insultos, el racismo, los abusos y las discriminaciones.

Para ustedes que forman parte de estas redes y que siempre están junto a mí, espero que me acompañen y apoyen en esta cruzada.

Abrazo grande a todos y felicito a toda la gente del fútbol en Reino Unido por su idea de armar la campaña contra el abuso y la discriminación en redes.

#BastaYa #StopOnlineAbuse #EnoughIsEnough”


Casi podríamos decir, “a mi juego me llamaron” y reflexionar sobre qué implica emprender esta cruzada que nos invitara a gestionar nuestras emociones y entender las de los demás.
En un primer momento, quizás entender también que el acoso o abuso en las redes sociales se genera no por las características o diferencias que encuentro con el otro, sino porque muy adentro mío se generan sentimientos de envidia, odio, maltrato o inclusive discriminación y la lista se extiende mucho más allá.

Por esto, es que como personas adultas debemos ser conscientes de que nuestras reacciones, palabras y formas van modelando las de nuestros niñas, niños y adolescente; nos resulta muy fácil reconocer esos gestos heredados y que naturalmente nos vinculan con nuestras hijas e hijos, aunque pocas veces logramos entender sus reacciones a la hora de verlos encarnando roles de superioridad o violencia entre sus pares, que son un claro indicador de que la violencia se está gestando dentro de un aula (ahora también virtual), en medio de una partida online o en el grupo de compañeros y compañeras del grado.

Nuestra intervención adulta es necesaria, cada vez que veamos, escuchemos o tomemos contacto con la situación en la que una acción, gesto discriminatorio, desbalance en la comunicación o vincular se esté realizando, ya que de esta manera estaremos gestionando el sistema de atención que luego veremos aprendido por nuestros niños, niñas y adolescentes, sirviendo así de STOP para cualquier comportamiento desajustado y que pueda generar violencia a la otra persona.

Sin duda, en tiempos de pandemia, donde hemos aumentado las horas de conectividad y la ciudadanía digital es una realidad, los riesgos y desafíos han aumentado, con esto los espacios para el maltrato y la humillación, aunque sin dudas lo que aumentó también son los momentos en los que poder dialogar sobre las actividades que nos entretienen, conectan y vinculan en la omnipresencia digital.

Debemos lograr que comentarios naturalizados entre personas adultas: “no tengo idea a qué juega”, “vienen con un chip que nosotros no tenemos”, “está todo el día con el celular” y tantos otros, dejen de serlo y pasar a ocupar el espacio de personas adultas que se informan, conocen las maneras de propiciar una conversación saludable, acompañar la evolución nuestra y la de nuestros niños, niñas y adolescentes en línea, intercambiando experiencias positivas y hablando de las otras que nos entristecen.

Desde Argentina Cibersegura queremos abrazar el desafío que Leo Messi nos propuso porque sabemos que detrás de cada dispositivo conectado a internet existe una persona que quiere educarse en competencias digitales que la ayuden a desarrollar su vida y sumar a la comunidad que pertenece.