En búsqueda de balance: Videojuegos on-line

30/09/2021

Por: Javier Lombardi (Mentor educativo Argentina Cibersegura)

En búsqueda de balance: Videojuegos on-line

En los últimos tiempos, numerosas son las voces a favor y en contra de la utilización de los videojuegos como medio para el ocio, aprendizaje y socialización de los menores en internet.

Con la publicación de un caso clínico atendido por el Programa de Trastorno Mental Grave de la Infancia y la Adolescencia del Hospital General Universitario de Castellón, España, se ha reavivado la conversación sobre la importancia de lograr reconocer y gestionar las conductas alteradas que pueden encontrarse en nuestras niñas, niños y adolescentes, cuando hacen uso excesivo de las plataformas de juego online.

A principios de 2019, la Organización Mundial de la Salud, manifestó que el abuso de los videojuegos es un trastorno al que prestar atención y fue duramente criticada por aficionados y profesionales del ámbito de los videojuegos y deportes electrónicos. Otros profesionales de la salud e investigadores afirman que, la adquisición de esta conducta, podría dar espacio a la estigmatización y diagnóstico prematuro, lo que no ayudaría a zanjar el difuso límite entre jugadores apasionados y hábitos problemáticos.

Al respecto, contamos con algunas señales que podrían resultar de alerta para descubrir que algo puede estar ocurriendo y buscar ayuda a tiempo para resolverlo.

·         Incapacidad para regular el tiempo de juego. Suele ser una de las primeras señales de advertencia. Cuando acordamos un tiempo de juego (se recomienda que no sea mayor a la hora y media diaria, aunque no todos los días de la semana) y se termina jugando toda la tarde o noche, cosa que puede ocurrir si se juega esporádicamente. Ligando esta conducta con la incapacidad de dejar de hacerlo, con la pérdida de control sobre los impulsos y la necesidad de seguir inmerso en un círculo de recompensa para lo que el juego se encuentra diseñado.

·         Distanciamiento de los vínculos familiares, sociales o educativos. Si bien en esta pandemia han sido espacios para encuentros y socialización, también han crecido las horas en que niñas, niños y adolescentes están viviendo en juegos on-line. Detectar que se está convirtiendo en una actividad prioritaria, y a la cual todas las demás son subordinadas, suele ser un claro signo de que debemos revisar nuestra conducta y uno de los criterios diagnóstico suele ser que esto se prolongue en el tiempo.

·         Reemplazar el descanso por tiempo de juego. Sabemos que, como seres humanos, el descanso es fundamental para nuestro crecimiento y ritmo vital; por lo tanto, dejar de hacerlo se convierte en otra señal de advertencia. Cambiar nuestros hábitos de sueño para poder cumplir con espacios de juego en línea o dejar de dormir el tiempo que reconocemos en nuestra rutina diaria, impacta directamente nuestra salud física y mental, siendo factores directamente perjudiciales para nuestro desempeño en la escuela, nuestro hogar o actividad física.

·         Seguir jugando a sabiendas de las consecuencias negativas que esto causará. Reconocer la incapacidad de dejar de jugar y las consecuencias negativas que conlleva este comportamiento, cómo afecta nuestros vínculos y aun así continuar desarrollándolo, nos posiciona en presencia de un patrón problemático al que debemos atender y corregir.

Es importante entender que ninguno de estos síntomas por separado determina que una persona se encuentre frente a una adicción a los videojuegos.

La OMS manifiesta que será diagnosticado cuando "el patrón de comportamiento es lo suficientemente grave como para dar lugar a un deterioro significativo a nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento".

Lo cierto es que existen factores que aumentan los indicadores de riesgo, destacando dos aspectos generales a los juegos más difundidos actualmente: la necesidad de cumplir con una rutina y plazos establecidos para garantizar la posición alcanzada en cada temporada, y las múltiples fuentes de consumo por las cuales se logra conectar con las rutinas de juego (plataformas propias de cada juego, retransmisiones de partidas en vivo, análisis de metodologías y estrategias para la mejora de las habilidades del propio juego).

Las diferentes definiciones que han ido imponiendo distintos reguladores de la industria, han hecho que, en poco tiempo, se fuera pensando en reconocimiento facial, a la hora de validar la edad de jugadores y horarios en los que pueden hacerlo, hasta la regulación de la cantidad de horas semanales, que desde algunos países se quiere implementar para salvaguardar la salud y rendimiento de sus ciudadanos.

 

Será nuestra mirada responsable y atenta, con espacios para la conversación y acuerdos familiares, previniendo con límites claros y fomentando la práctica de diversas actividades que logren ser fuente de satisfacción, la que pueda ayudarnos a desarrollar las habilidades necesarias para gestionar una dinámica positiva alrededor de los juegos on-line.